Será porque ahora trabajo en esta empresa del ramo, pero no puedo evitarlo, cada vez que me monto en un ascensor o en una escalera mecánica, miro si es nuestra o fabricada por la competencia, vamos a llamar deformación profesional lo que padezco.
Si es un ascensor y es de la competencia, lo primero que hago en principio es desconfiar de la seguridad, - Míralo, si es que no tiene salida de emergencia.– Me digo, le falta la escalera de incendios e incluso carece de manguera, pues todos sabemos lo proclive a los incendios que son los ascensores ajenos, mira el de Tarzán, todo hecho de bambú, me consuelo al saber que por lo menos hay una ley en la que se prohíbe fumar dentro de ellos.
Además adolecen de la inexcusable falta de terraza ajardinada y cocina alicatada hasta el techo, no suelen tener hilo musical, ni conexión wi-fi, defectos que seguro les incapacitan para pasar la correspondiente revisión del ministerio de industria.
Si es una escalera mecánica, no paso ni una falta, según me monto, lo primero que noto es un infame traqueteo, clon clon clococlon, es el bolero de Ravel lo que está sonando en la maquinaria oculta, siento que estoy siendo transportado encima de la cadena de un carro de combate.
Que diferencia con nuestras escaleras, no estoy seguro, pero la escalera de Jacob, creo que la montamos nosotros, es lo que tiene ser una empresa centenaria. Por cierto, ¿Quién llevará el mantenimiento? Habrá que avisar al departamento comercial para que prepare un presupuesto, supongo que habrá que entregarlo en el Vaticano o en cualquier sucursal, por ejemplo en la Almudena creo que se podrá presentar.
Y que voy a decir de las excelencias de nuestros ascensores, el mismo San Pedro los utiliza para transportar las almas de los justos al cielo, aunque me asalta una duda. ¿Tendrá en el ascensor un botón con el símbolo infinito para el final de trayecto? Si no es así, tendré que hablar con ingeniería para que diseñen una botonera con ese símbolo, nunca se sabe, en cualquier momento hay que estar preparado por si nos toca pulsarlo.
Seguro que a Tarzán no le falla su ascensor ni una vez.
ResponderEliminarUn Abrazo amigo.
Hola José Antonio. Vaya cosas que nos pasan por la cabeza algunas veces. Interesantes pensamientos. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarYa me andaba yo preguntando qué hacía ahí la guardia del Vaticano. Cuando estuve ahí, y los pude ver de cerca, no me gustaron, parecen "bufones reales".
ResponderEliminarBesossss.
Y yo que vivo en un 4º sin ascensor...
ResponderEliminarMe he fatigado hasta de leer tu post y pensar en las escaleras.
Un besazo
Hola José Antonio.
ResponderEliminarEn el barrio del Carmelo, Barcelona (zona de montaña) hay ascensores que no sabes si subes o bajas. En un edificio de 8 plantas hay cuatro para arriba y cuatro para abajo así que la planta baja queda justo en el centro y para subir al primer piso has de bajar...¡uf que mareo con tanto subir y bajar!
Un abrazo.
Me alegra saber que eres del gremio, Jose, porque siempre he querido preguntarle a alguien que lo entienda por qué hay ascensores que solo sirven para subir. Me paso en una residencia, siendo estudiante. Y menos mal, que lo peor hubiera sido que solo sirviera para bajar. Quizá, pensé, porque la residencia era de curas y querían facilitar la subida a los cielos y dificultar la bajada a los infiernos. Con los curas todo es una alegoría.
ResponderEliminarUn abrazo
Sin duda, vigilar el estado de la escalera por la que suben y bajan los ángeles, es una dura labor que no cualquier persona está en disposición de atender...
ResponderEliminarLa idea, como siempre, es muy original y tu modo particular de tratar el asunto, totalmente diferente. Una agradable y afable lectura (como las que siempre escribes).
Un abrazo.