Miró por enésima vez su reloj, apenas era
capaz de ver la esfera, maldijo no haberse comprado como le dijeron varias
veces, un reloj electrónico, así a pesar de los vapores etílicos que le nublaban
la vista, sería capaz de saber con exactitud la hora exacta.
Nunca le había dado los muertos ni su
proximidad, y menos fallecidos hace tanto tiempo, creía recordar que el último enterramiento
databa de mil ochocientos y pico, pero aun así no era un lugar para pasar un
par de horas, con esta humedad y este silencio ¡y todo por una estúpida
apuesta! Creía recordar que era hasta las tres de la madrugada, debía
permanecer allí sin más compañía que un montón de lápidas y algunas cruces
celtas a su alrededor, todas recubiertas de una pátina verde de tantos años cayendo
la lluvia inmisericorde de Escocia. Afortunadamente ahora sólo caía una suave
niebla húmeda que apenas servía para mojarle la cara y que debía restañar frotándose
los ojos de vez en cuando, apenas una tenue luz se escapaba ya de la luz del
reloj de la abadía de St. Nicholas, el resto era una oscuridad que tremolaba a
su alrededor movida por un ligero céfiro moviendo la niebla.
Las baldosas que pisaba estaban desniveladas
por el paso del tiempo y de tanta gente como las había hollado, se dispuso a
caminar para desentumecer los músculos de unas piernas que le temblaban por el
exceso de güisqui de la tarde pasada con sus amigos, creía recordar que un poco
más adelante había un recio banco de madera, allí se apoyaría e incluso si no
estaba muy mojado podría tumbarse, de pronto, algo le sujetó el pie, unas
garras salidas del mismo infierno se aferraban a su tobillo, intentó
desembarazarse de ellas pero fue incapaz de lograrlo, al contrario, otras manos
huesudas, descarnadas le comenzaron a sujetar de la manga del abrigo, con la
mano izquierda luchó por zafarse de ese abrazo, pero solo consiguió sentir
dolor, mucho dolor, algo pegajoso le corría por los dedos, espantado observó
que era sangre, su propia sangre que se escapaba de varios surcos de la palma
de su mano, ahogó una maldición mientras que con todas las fuerzas que fue
capaz de reunir tiró de si mismo en un esfuerzo brutal, por fin consiguió
escapar de aquel abrazo mortal, tambaleándose por la inercia, no se dio cuenta
que cayó dentro de una fosa recién levantada por las autoridades esa misma
mañana para restaurar la lápida, tampoco se dio cuenta que aquel extraño ruido
era el de su cuello al romperse.
Joer, pues en el fondo tuvo suerte. No debe de ser agradable oír el crujido, ¡crac!, de tu cuello quebrándose.
ResponderEliminarMagnifico desenlace. Un abrazo
uff, qué canguis, buena ambientación
ResponderEliminarsaludos blogueros
:))
ResponderEliminarya te echábamos de menos...
jaja
al final muere; consigue cumplir con la apuesta, está a punto de superar el envite y al final, el miedo lo estropea todo. Es tan fuerte y podero ese sentimiento que nos controla en momentos concretos que es imposible zafarse de esa emoción controladora.
me gustó mucho.
un abrazo
Sempre interessante ler o que você nos deixa...
ResponderEliminarUm beijo carinhoso.
Hola J.A.
ResponderEliminarPues anda que no hay horas de día y el hombre se va de noche y sin linterna.
Me alegro reencontrarte con fuerzas en este 2012.
Un abrazo
Muy bueno, vaya miedo ¿ a quién se le ocurre tan macabra apuesta? con lo bien que se esta en casa, lejos de cementerios y muertos vivientes. Gracias, he disfrutado mucho con la historia. Besos.
ResponderEliminarYa veo que los dos nos hemos cargado a alguien en nuestro relatos, reconozco que lo mio es mucho mas grave. Fantástico desenlace. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy buen relato para empezar el año, me ha encantado el ambiente de suspense que has creado, aunque pobre hombre, eso le pasa por ir por ahi haciendo apuestas raras. Un beso,
ResponderEliminarUfff me ha dado un escalofrio...
ResponderEliminarUn besazo Jose, estupendo relato.
Emoción e intriga hasta el final y todo desde esa mente mortal en esta ocasión.
ResponderEliminarGracias JA
Un abrazo.
Zorro Corredero
Conozco todos tus blogs ajjaja... pero en mi lista "más mirada" tenia el del grofe... será por aquello de ser un dulce jajaajaj
ResponderEliminarMe alegro de que te incorporaras de nuevo a los estudios, ojalá yo pudiese, pero aquí lo tengo difícil.
De todos modos, como fui muuu güena, los Reyes Majos, me regalaron una camara de fotos y como yo soy un poco del paleolítico, tendré que apuntarme a un curso de fotos... así me pongo al día!!!
Seguirás publicando por aquí??? Lo digo para poner este blog, en la lista "mas mirada" ajjajaja
Saluditos querido amigo
:))
ResponderEliminargracias amigo.
un fuerte abrazo
uuuuys, qué repelús. Puede pasarnos a cualquiera.. cuidado donde pones los pies!
ResponderEliminarun abrazo