Hoy han
cerrado la corsetería de la esquina de la avenida de Moratalaz, la misma que me
alegraba la vista en mis paseos, como sabéis tengo por obligación el caminar un
mínimo de media hora diaria, exigencias de la cardióloga, aunque mis paseos cubren
más bien la hora completa y muchas veces bastante más.
Pues sí,
corsetería Lola´s ha echado el cierre, francamente en el nombre se lucieron,
era lo único que aborrecía, primero porque tiene el mismo nombre que mi jefa y
segundo porque parece una coña que bautices el local con aquello que
precisamente vas a ayudar a ocultar con el género que precisas mercar.
Maldita
crisis que acaba con los pobres minoristas de toda la vida, hoy las mujeres de
los barrios obreros van a los chinos o a los mercadillos para comprar los hábitos
que precisan, o directamente, para los más pudientes y privilegiados
mileuristas, en los atiborrados centros comerciales, lugares abyectos, templos
del consumismo, con una cacofonía de voces del gentío presente, provocada por
arquitectos infames que no conciben en un lugar así, una silla o una alegre
fanerógama.
Todavía
retengo en mi memoria al bueno de Aquilino, el dueño de la tienda de
ultramarinos del barrio, alimentos
servidos a granel y sin envasar en el plástico asesino, papel de estraza o
incluso de periódico servían a tal fin, legumbres, galletas, embutidos, latas
de todos tipos, colores y contenido; todo ello provocaba un olor especial incluso
fuera del local, que no he vuelto a percibir.
Otro olor
que añoro es el de la clase del colegio de la infancia, un olor mezcla de goma
de borrar y madera de lapicero, de tinta china y de bolígrafo, de miedo a que
el maestro te pregunte la lección y no la sepas con el consiguiente sádico
castigo en forma de golpes con la regla de madera, añosa y ajada a fuer de su
uso y abuso en tantas carnes pecadoras (peccata minuta) al fin y al cabo, años
del ciego “la letra con sangre entra”. Dómines que enjugaban su frustración y
ralos sueldos con castigos baremados en azotes.
Este añejo
olor se mezcla con el que salía de la fábrica de cortezas que medianero,
emanaba con toda plenitud y atormentaba nuestros estómagos, hoy en día sería
inimaginable que junto a un colegio se acumulasen tantas bombonas de propano y
de aceite que juntas podrían provocar una tragedia pavorosa, pero aquellos eran
otros tiempos.
Vaya, con
tantos olores me he perdido en mi infancia, y todo porque una pobre gente ha
tenido que cerrar el negocio y que cuando camine por allí no podré alegrarme la
vista con las últimas tendencias de dèshabillées y otros vestidos escasos de
tela y plenos de sutiles transparencias.
Amigo José Antonio, la vida y las costumbres van cambiando, pero gracias a Dios sólo los algo mayores lo notamos, esos otros que hoy dicen llamarse jóvenes, apenas notarán los últimos cambios, otra cosa será dentro de unos años, entonces si se darán cuenta, y como nosotros hoy, ese día ellos sentirán añoranzas y recuerdos. Que la suerte te acompañe. Por cierto cuando vamos a quedar para tomar un par de cervecitas, sí, sí, sin alcohol…tranquilo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pedro
A mi también me da muchísima pena cuando veo algún nuevo cartel en el barrio de Se traspasa o Se vende, porque significa que otro negocio del barrio echa el cierre, nunca he entendido ni aceptado ese empeño en obligarnos a ir a los centros comerciales para todo, ya sea para ir a comprar o para ir al cine, claro que la culpa evidentemente no es del que pone esos centros sino de los que dejan de ir a comprar en las tiendas del barrio. Malos tiempos estos para todo... Un beso,
ResponderEliminarHola J.A.
ResponderEliminarPor mi barrio cierran los comercios familiares de toda la vida y abren otras tiendas regentadas por pakistaníes, chinos... los gobernantes deberían preguntarse, que pasa para que los comercios de toda la vida no se traspasen como antes a un familiar, amigo o personal autoctono. Sabemos que los inmigrantes vienen para trabajar de sol a sol y enviar dinero a sus paises de origen pero que diferencia hay entre un autonomo que tienen un pequeño comercio y solo cierra un día, si cierra, a la semana de descanso para que no se pueda seguir con los negocios. Le echan la culpa a la crisis pero es precisamente estos pequeños comercios abiertos por emprendedores los que están aguantando a familias enteras que se quedan sin empleo. Y mientras los gobiernos subiendo impuestos para "ayudar".
Un abrazo
Sirva tu homenaje para aminorar la pena. Muchos son los negocios "de toda la vida" q están echando el cierre. Tiendas con encanto y tradición que nos obligarán a echar algo más que olores de menos. Y me temo q aún serán muchas más.. un abrazo, mi más sentido pésame.
ResponderEliminarQue nostalgia a aromas e sabores de uma época... enquanto a crise maltrata os pequenos, os grandes abraçam a ganância do comprar e do ter...
ResponderEliminarBeijos e flores com aroma de terra molhada.
Pero, ¿realmente el pequeño comercio se encuentra tan perjudicado por la crisis económica, política y financiera o bien, porque nuestras tendencias en el asunto de adquirir productos están cambiando y ahora se considera más cómodo y asequible comprar todo lo necesario en un mismo local, sin apenas moverte, sin coger el coche, sin tener que cambiar de carro... ves, qué apoltronados estamos? de acuerdo, te escribo en 1ª persona del singular.
ResponderEliminarSiento no haber venido a leerte, sobre todo porque publicaste este post tan nostálgico el 5 de noviembre.
un abrazo historiador :)