No podía creer en mi buena suerte, por fin un caso que si fuera capaz
de resolver, me encumbraría, me pondría en el “candelabro” Sofía Mazagatos dixit, mi fama subiría como la espuma, me pondría
al nivel de otros ilustres investigadores, como Hércules Poirot, Sherlock
Holmes e incluso como el mismísimo Plinio de Tomelloso. Solo había que esperar
que la bola de la ruleta se parara en mi casilla, ¡bingo!
En la puerta del templo, el subinspector Del Río tomaba notas y
controlaba que no se colara ningún curioso.
-
¡Caramba,
inspector! Llevo un buen rato llamándole y he pasado orden a todas las
patrullas que lo localizasen.
-
Efectivamente.
– Contesté – ahora es relativamente complicado encontrarme.
Antes era muy fácil hacerlo, no había más que buscarme en el Búho Bizco,
indefectiblemente allí me encontrarían, acodado en la barra, sentado en un
taburete. Pero ¡ay de mí! Un aciago día lo encontré cerrado y nadie supo darme
razón de la gente que alegraba mis momentos muertos, cuando no tenía ni un
triste crimen que resolver. Puse a trabajar toda la maquinaria policial, pero
no conseguí más que leves rumores sobre su destino. Se comentaba que Jota, el
dueño del Búho Bizco, se había retirado con Margarita Ricchi a un pueblo
próximo a Alicante, y de Lola -¡Ay mi Lola! – No se sabía nada, era como si se
la hubiera tragado la tierra, como si fuera la actriz secundaria de una novela
y el autor la hubiera suprimido de un plumazo. Ya había sucedido anteriormente
con dos personas cercanas al Búho, el anterior dueño, Thomas Garrafón, se había
esfumado de la noche a la mañana traspasando antes de partir el local a Jota.
También se esfumó un albanokosovar de nombre Goran, cuyo expediente de la
Interpol era de lo más enjundioso, los últimos contactos con el databan de un
par de años por la zona de Marbella.
No conseguí nada más, sabía que encontrar a Jota, me daría la llave
para resolver el enigma, mientras tanto arrastraba mis osamenta por bares donde
después de beberme el güisqui que me vendían, deseaba de corazón tirar la placa
y sacar mi arma reglamentaria y no dejar bicho vivo.
Pues bien, allí me encontraba yo, la noticia había corrido como la
pólvora en los mentideros de la capital: Francisquín el hijo de la famosa
tonadillera “la Trampantoja” viuda a su vez del afamado banderillero “Curro patillas de hacha”.
El lugar, la iglesia del Santo Niño del Remedio, muy cerquita de la
Puerta del Sol.
-
¿Se sabe
el porqué de su presencia en el templo? Le hacía más de discotecas que de
iglesias al chavea. – Pregunté a mi segundo.
-
Al
parecer estaba entrenando para la procesión de Semana Santa, al parecer, con el
cuerpo “pelotilla” que había echado, ya no estaba por la labor de llevar pasos
grandes, y claro, al Niño del Remedio no hay que echar muchos arrestos para
auparlo y pasearlo, es lo que tienen las imágenes “mini”.
-
¡Qué
curioso! Y dime ¿Cómo murió?
-
Un único
disparo en la base del cráneo, hemos encontrado el casquillo. El arma, una Walter
PPK calibre 7,65, como la de James Bond.
-
Y la que
utilizó Hitler para suicidarse, listillo. –Apuntillé ufano.
-
No lo
sabía inspector. – Reconoció bajando la mirada
-
Por eso
soy inspector y tú no. En fin, salgo disparado a interrogar a la madre antes de
que la prensa colapse la zona.
Esto prometía, no era un crimen del tres al cuarto, ni era un atraco
que salió mal, además podría conocer a la reina de las folclóricas, ahora en
horas bajas tras su “affaire” con el alcalde de Marfea, Julián Gil y Gil, un
feo asunto que ha emborronado muchas páginas judiciales y de papel “couché”.
Como ya he dicho antes, el Búho Bizco se encontraba cerrado, por lo
que mi ingesta de alcohol se había reducido e incluso suprimido los más de los
días, por lo que era capaz de moverme por la ciudad en mi propio vehículo, mi
eficaz Seat Panda de color blanco, lo que me permitía poder aparcar siempre de
manera cercana a mis destinos, aunque el desplazamiento se demoraba un poco, el
“reprise” era algo tardo, pero no se pueden pedir peras al olmo, digo yo.
A pesar de mi rapidez en acercarme, la zona estaba ya tomada por los
periodistas, la puerta del chalet “mi calorra” era un hervidero de cámaras y
micrófonos, periodistas, ya se sabe, vi pocos, casi todo era morralla.
Utilicé los codos y me abrí paso hasta la puerta flanqueada por dos
agentes de uniforme que me saludaron al pasar.
Una vez dentro, la vi en el salón, descompuesta, transida de dolor, la
pobre, como aquel día de Pozonegro donde perdió su primer amor.
-
Como
admirador suyo antes que policía, la acompaño en su dolor.
-
¡Ay mi
pequeño del alma, con su piel de canela! Marinero de luces cruzó la bahía, huy,
perdón eso era del otro.
-
La
entiendo perfectamente, la ruego me disculpe, pero me hallo en la obligación de
propinarla unas preguntas.
-
Propíneme
usted, no se corte, pero siéntese en el sofá, disculpe que haya bolsas de
basura, es que con el disgusto no he podido ir al banco.
-
¿Sabe si
su hijo tenía algún enemigo?
-
¡Por
Dios! ¿Quién podría odiarle? Era tan entrañable, tan trabajador, tan cariñoso.
El otro día mismamente, me dijo: Mami, voy a trabajar en la tele, saldré media
hora y cinco minutos ¡estaré de pié! Además tenía en proyecto salir en la
película Torrente 56 El codo hijodeperra de la ley.
-
Una terrible
pérdida sin duda alguna. Y con sus exnovias ¿Qué tal se llevaba?
-
De
fábula, la mitad están colocadas en Sálvame.
-
¿Y la
otra mitad?
-
En el
Sálvame de Luxe.
-
En fin
aquí tiene mi tarjeta, no dude en llamarme si se le ocurre cualquier cosa (mira
que me gustaba decir esta frase, que conste que es original mía)
-
Como
usted diga inspector ¡Ayyyyy que pena!
Justo en aquel momento el teléfono móvil sonó, era el
subinspector Del Río.
-
¡Inspector!
-
Al aparato.
-
¡Venga
usted disparado! ¡Bombazo informativo!
-
Dispara
ya, hombre de dios.
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¡Han
asesinado a Caspillas! El portero del Mandril y de la Selección
Continuará…
Pero... Jota tiene algo que ver en los decesos de estos personajes de la prensa rosa o del mundo del espectáculo? bueno Caspillas es de un entorno deportivo, claro que tu eres del atlético :))
ResponderEliminarseguiremos leyendo.
un abrazo
Jota es el amigo Javir, a ver si reacciona, hace tres meses que abandonó el Búho Bizco y el blog
EliminarPues lo que le faltaba a la pobre, despues de lo de hoy.... aunque yo estoy porque el asesino es una asesina, seguramente alguna de sus novias para seguir saliendo en el Salvame. Un beso y espero con impaciencia el desenlace,
ResponderEliminarMuy bueno maestro, a la espera de mas. Así que tu tampoco sabes nada de Javir. Esperemos que vuelva y que su ausencia sea por las jornada interminables de trabajo, lo que me pasa a mi últimamente. Un abrazo.
ResponderEliminarAy! Amigos que estas ausencias se contagian como la peor gripe... yo mismo estoy en un escribo o lo dejo por temporadas (como muestra la zona mileurista) sino fuera por los buenos blogueros que he encontrado por estos lares de la infinidad internautica y porque los blogs de fotos me ilusionan tanto hasta he pensado más de una vez si bajaba la persiana para equiparar la situación virtual a la vida real. Y es que llevamos años sin nada que nos de un poco de esperanza ilusionante para sacar fuerzas de donde no las hay. Espero que lo de Javir sea pasajero...
ResponderEliminarUn abrazo
Ansiosa pela continuação... que bom contador de histórias é você!
ResponderEliminarBeijos.
Nos dejas con las ganas! Estaba disfrutando con las últimas novedades sobre el caso Trampantoja. Interesantes pesquisas las de nuestro inspectos.
ResponderEliminarun abrazo, esperamos el resto.
Este tipo de relato engancha....muy bueno
ResponderEliminarun abrazo
fus
Excelente, me ha encantado como siempre. Besos.
ResponderEliminarContinuas a escrever de forma fascinante!
ResponderEliminarAbrazo
Suenan tambores de guerra...
ResponderEliminarUn abrazo, inspector. Otro para los amigos, incluso para los enemigos.