Un hálito de esperanza se abrió paso hasta
él, no se lo esperaba. Abrazado a su tabla de naufrago no esperaba sino la
muerte.
Después de escuchar cientos de cantos de
sirenas que se le abrían al paso, comprendió que la salvación se hallaba frente
a él, a unas solas brazadas, solo tenía que esforzarse un poco.
El tiempo dictaría su sentencia, solo tenía
que dar tiempo al tiempo. Poco a poco la orilla se acercaba, solo rezaba para
que en vez de unos terribles farallones encontrase una plácida playa donde
dejarse resbalar y abrazado a la madre tierra, descansar y dormir, sobrevivir
después de la tormenta.
Pero
eso solo el tiempo lo dirá.
O tempo é o melhor remédio para as conturbações da vida...
ResponderEliminarUm beijo