The
answer my friend is blowin’ in the wind
El
viento soplaba recio y como siempre me daba en la cara haciendo que las lágrimas
anegaran mis ojos. ¿Pero quién soy yo para quejarme? una pobre señora lloraba
dentro de un banco, pataleaba incluso de desesperación, le acababan de
comunicar que el dinero de toda una vida se había esfumado, el Banco entero
valía solo un triste euro, empleados incluidos. Y qué le podían decir estos
pobres empleados, si ellos mismos habían cobrado sueldos en el mismo papel mojado
que agita temblando la mujer.
Pero
esto es así y no hay que darle más vueltas, pasa una y otra vez, en dictadura y
en democracia, en el pasado, en el presente y en el futuro. No es cuestión de
picaresca, es más bien la triste condición humana de robar, pero elegantemente.
En
el Parlamento, imágenes sacadas de otros tiempos. Mientras un pater
conscriptus enumera todos los presuntos del país, en sus escaños los aludidos
leen el periódico. Deben de ser los últimos lectores de ese elemento de
aleccionamiento de masas, la gente ya no los compra, prefieren la caja tonta,
es más cómodo y eficaz para adormecer conciencias. Sólo les interesa un chico
portugués que maneja con los pies una esfera de cuero que cosió por un salario
de miseria un niño de Bangladesh.
Mientras
tanto en las redes sociales fluye la noticia en la que un afamado industrial
textil, que también se preocupa de que a los infantes asiáticos no les falte
unas piastras por su labor, ha donado gentilmente unos milloncejos, calderilla
para él, para el tratamiento de no sé qué enfermedad. Debería de sonarme, puesto
que la padecí. Pues bien, hay ingratos que piensan que es malévolo al donar sus
migajas, cuando a base de ingeniería fiscal se ahorra todos los años mucho más
del doble, que bien podrían ir a las arcas de ese mismo país y así no harían
falta tan arteras contribuciones. Afortunadamente siempre salen defensores de
causas perdidas hasta debajo de las piedras. Es cierto pues lo que se dice, en
caso de apocalipsis zombi, siempre saldría una ONG que los amparase.
No
tengo nada claro que quiera tener un nieto, el motivo es muy sencillo: El mundo
se va a la mierda. Fin, kaputt, the end, c’est fini. Porque no creo que venga
un viento asolador que limpie los establos de Augías y estoy seguro que en
algún lado hay un pergamino que ponga: "El primero de la estirpe está
amarrado en un árbol y al último se lo están comiendo las hormigas"
The answer is blowin’ in the wind
Hoy te has despertado hiperlúcido.
ResponderEliminarUff.
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