¿Qué es lo que lleva a un pueblo, una simple ciudad a destacar sobre los demás, a conquistar medio mundo? Al fin y al cabo, en un principio, apenas inventaron nada, todo lo copiaron y asumieron de etruscos y griegos, ¡que fuerza y que determinación! Son la envidia del mundo, pues no es cosa de una persona, un líder como Alejandro o Napoleón, es la fuerza de una raza que se convierte de pastores en conquistadores y más tarde en legisladores y educadores de un mundo sumido en el oscurantismo.
Que rabia que el paso del tiempo, de los bárbaros y de los Barberinis, haya dejado el foro despojado de casi todos los edificios que contenía, aun así es grandioso lo que queda, apenas hace falta un poco de imaginación para sentirse vivo en la época imperial, ignorando la falta de techumbres y otros elementos de los templos, aun se puede imaginar a las vestales vigilando el fuego eterno, a los senadores discutiendo en la curia , viandantes y esclavos discurriendo por las amplias calles.
Hoy sólo discurren turistas, y las aglomeraciones, sólo las provocan la llegada masiva de japoneses, lo que provoca mayor tristeza, pues estos sólo van a los grandes monumentos, obviando luego el resto de maravillas que llenan las calles de Roma la inmortal.



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