sábado, 19 de abril de 2014

Cien años sin Gabriel

Abandono momentáneamente mi inapetencia total a escribir, para unirme al homenaje de una persona que verdaderamente se lo merece. Ha muerto Gabriel García Márquez.

Bajo mi prisma fue, junto con Vargas Llosa, el mejor exponente de las letras iberoamericanas del siglo XX, un siglo terriblemente mediocre en cuanto a libros y escritores. Pasado el genial siglo XIX, nos encontramos unos escritores a los que la política nubló  su pluma, perseguidos y perseguidores pusieron su encono en llenar de mediocridad las estanterías.
Quizá porque les pillaba lejos y fuera de onda, estas dos figuras, se encumbraron y hasta consiguieron hacerse un hueco en el Olimpo de los mercantilistas premios Nobel.

Hace ya casi cuarenta años que tomé contacto con su mejor obra. Un día, a la salida del instituto donde esperaba a mi novia de entonces, ésta salió con un pequeño libro entre las manos y una luz en su mirada, me comentó que en clase estaban haciendo un trabajo sobre una novela y estaban ella y todas sus compañeras alborotadas, por lo que me lo recomendaba muy entusiastamente. El libro en cuestión me podía parecer farragoso en cuanto a reconocer a sus personajes, por lo que me adjuntaba una “chuleta” con el árbol genealógico de aquellos.

Por supuesto que no me hizo falta recurrir a ella, comencé la lectura y me fui sumergiendo en un mundo irreal pero cercano, en la que me sentía todos y cada uno de los personajes fueran femeninos o masculinos, yo era ellos. Me maravilló descubrir la existencia del hielo o de las alfombras voladoras que traían los gitanos a Macondo, yo era el coronel Aureliano Buendía esperando mi fusilamiento mientras recordaba todos los alzamientos contra el gobierno, quizás porque en ese momento en España, había algo moviéndose y todos nos sentíamos revolucionarios, aunque ahora con el paso de los años, me siento como él, ya no sé porqué guerreé, ni quiénes eran mis enemigos, visto que todo no sirvió para nada.

El final de la novela llegó con lágrimas asomándome a los ojos, no podía imaginar que al último de la saga los llevasen arrastrando las hormigas, quizás a todos nos espera un final así.

Después, sus otras novelas unas mejores que otras, pero siempre con su toque genial, El amor en los tiempos del cólera, me llevó de nuevo a un ambiente húmedo y pegajoso que transmite un calor tropical y un ambiente de desesperanza.


Pero nada más diré de sus otras obras, Cien años de soledad es desde entonces mi libro de cabecera, lo suelo leer un par de veces al año, soñando e intentando cambiar la realidad que página a página se me va mostrando, quisiera que a esa familia todo le fuera bien, quizás porque la siento mía y me siento protagonista, no un mero espectador, me gustaría reescribir sus pesimistas renglones para levantarme la moral, porque desde entonces mi vida no ha sido igual, soy un simple personaje en manos de un escritor voluble esperando que se me lleven las hormigas.



LinkWithin

Related Posts with Thumbnails