El número sesenta
seguro que tiene que tener su importancia, no es un número cualquiera. La
Historia comienza en Sumer, como dice Noah Kramer y los benditos sumerios nos legaron
algo extraño: el sistema sexagesimal. ¿Por qué sesenta y no cien? Está muy
claro que para el hombre moderno es más cómodo contar de diez en diez y de cien
en cien. Ellos conocían de sobra el número cien, pero si nos fijamos cómo
llegaron a un sistema que tenía el sesenta como base, la cosa tiene su aquél.
Si te pones a mirar tu
mano izquierda (o derecha para los zurdos) y con el pulgar cuentas las falanges
de los otros dedos, te da cuatro si lo repites con las otras falanges la suma
hace doce. Levanta un dedo de la mano derecha cada grupo de doce, como resulta
que casi todos los mortales tenemos cinco dedos, multiplicado por doce te da la
cifra mágica: sesenta.
No le des más vueltas,
el ábaco es posterior y no digamos la calculadora, ergo el sistema es
genial. Luego vendrán los pitagorines y añadirán que además es divisible por 1,
2, 3, 4, 5, 6, 10, 12, 15, 20, 30 y 60, casi nada.
No solo lo pitagorines tienen qué decir, los
geógrafos te dirían que la circunferencia de la Tierra es de 360 grados, es
decir, seis veces sesenta; cada grado se divide en sesenta minutos, y cada
minuto en sesenta segundos.
Damos paso a los
relojeros que también tienen su dato que ofrecer: cada hora se divide en
sesenta minutos, y cada minuto en sesenta segundos.
Aún hay más, los super
pitagorines te pegarán la siguiente pedrada: El número 60 puede tomar la forma
algebraica mn (m² - n²)= m³n - mn³, para m = 4 y n = 1. Cuando estos números
enteros positivos m y n son impares, primos entre sí y m > n, el número mn
(m²-n²) se denomina "número congruente de Fibonacci".
¿Qué? ¿Cómo se te ha
quedado el cuerpo?
Ahora mismo estaréis
pensando: a este hombre le ha dado un aire, un vahído, una lipotimia, un síncope
o algo así. Tranquilos, ya vamos llegando al meollo.
En resumen, estamos observando
cómo el número sesenta es un número lleno de paz, de armonía, de perfección si
cabe. Es un número hermoso, lleno de madurez, de encanto, de sensatez, para gente
del atleti, vamos; cariñoso, afable, amigo de sus amigos. En resumen, un número
redondo.
Muchas felicidades Paly,
sesenta años. Ojalá los pudiera haber vivido todos junto a ti, de momento van
seis que es como se ha dicho, múltiplo de sesenta.