miércoles, 28 de noviembre de 2012

Fracaso


Aprieto la cuchilla contra mi muñeca izquierda y esta va dejando un surco recto, blanco al principio y enseguida rojizo, pintado por la sangre que comienza a surtir impaciente, siento con ello una liberación según las gotas van cayendo al suelo del baño. Ahora toca el otro brazo, apenas si puedo apretar por lo que siento que este corte no es tan profundo como el otro pero el resultado es el mismo, la sangre mana igual de la herida recién abierta, surge suave pero constante, dejo caer la cuchilla pues ya no es necesaria, me siento en el plato de la ducha, apoyo mi espalda contra los fríos baldosines y cierro los ojos, inspiro suavemente y expiro con fuerza, como si no me hiciera falta el aire, como si ya yaciera yerto y no fuera a utilizar los pulmones, tampoco tardará mucho tiempo en ocurrir.
Dos pequeños regueros bajan entre mis dedos, poco a poco van formando un charco que escurre perezoso hacia el desagüe.
Noto con cada palpitación como el corazón va vaciando mi cuerpo, mi vida se escapa con cada latido y estos cada vez son más débiles, una lasitud me empieza a  invadir, mi cabeza al fin se abate sobre mi pecho y mi cuerpo se escurre hasta encontrar el tope que hace la mampara lo que impide que encuentre la horizontal.
Ya no oigo nada, soy insensible a cualquier estímulo exterior, aunque pudiera abrir los ojos sería incapaz de ver nada, poco a poco voy perdiendo el conocimiento y mi mente se va nublando, entro en un agujero negro cada vez más profundo, oscuro, oscuro, oscuro.
 
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Un momento, algo raro está pasando, no lo tengo muy claro pero estoy pensando, dentro de la oscuridad que me rodea, pienso que esto no es el cero absoluto, la nada o el todo, puesto que nunca traspasé anteriormente el umbral de la muerte, no sé lo que hay al otro lado pero creo que no estoy en el camino correcto ¿habrá algo que me retenga? No me apetece vagar por la eternidad en un plano astral intermedio, vaya, creo que estoy desbarrando y ya no sé lo que digo o mejor dicho, lo que pienso, mejor voy a poner mi mente en blanco.
 
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¡Maldita sea! He fallado, abro los ojos (porque puedo) y veo las blancas paredes y los elementos que acompañan a la habitación de un hospital.
El primer sentimiento que me viene es el de la vergüenza, el haber fracasado en mi intento me llevará a dar todas las explicaciones que no me apetecen dar ¿Por qué lo hice? Eso es cosa mía y no pienso compartirlo con nadie.
Estoy abatido, me hablan y no contesto, lloro continuamente, después de haber reunido todo el valor necesario para realizar mi acción pasada, no hay derecho a que tenga que pasar por el mismo infierno que creí dejar atrás. Las enfermeras, pobres ángeles, intentan animarme y traerme algo de consuelo con múltiples atenciones, pero sé que su presencia junto a mi cama es efímera, pronto otro tipo de médicos intentarán reparar, no las heridas de los brazos, sino las del alma y ésta cayó rota en mil pedazos hace tiempo.
 
 

5 comentarios:

  1. ¿Así debe ser un auténtico suicidio? supongo que sí. En todo caso, la descripción está muy bien conseguida.
    Siempre es un placer aprender de tu forma de escribir, de tu claridad en la exposición jaja -que últimamente me ha abandonado...- y, sobre todo, leerte. Déjate caer más a menudo.

    Un fuerte abrazo amigo :))

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  2. Um relato preparatório? Prefiro ficar na ficção somente...

    Beijos.

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  3. Hola J.A.
    Ostras! llego en mal día por el relato y por el partido. Lo siento, pero no es para tanto. Habra otros días y otras noches. Luces y sombras, llantos y risas y sobre todo siempre queda algo de esperanza.
    Un abrazo

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  4. Impresionante, José Antonio y muy bien narrada la tensión y la angustia, eres un maestro.
    Ya te he escrito no sé cuántos comentarios y ninguno sale, no sé que pasa, dudo mucho que este pueda salir pero lo intentaré por si acaso.
    Un abrazo
    Primitivo

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  5. Realmente frustrante.. con lo q le habrá costado decidirse al chaval, para q lo lleven ahora a ponerlo de cabeza en el sanatorio. Conozco algún caso de suicidio, con intentos fallidos, pro cuando se les pone en la cabeza, tristemente, suelen llevar a término sus propósitos.
    Un abrazo, para el próximo, danos alegría, plís

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