jueves, 16 de diciembre de 2010

Conflicto familiar

Buenas tardes, de nuevo de visita por el cementerio, enjúgate esas traidoras lágrimas de cocodrilo, a mi no me engañas, sabes muy bien que la vida pasada de las almas que moran aquí, las conozco como si las hubiera vivido, deja esas flores en un rincón cualquiera, no las presentes en la tumba, seguro que son las más baratas que encontraste en los puestos de la entrada.

Puedo relatar en primera persona tu pecado como si lo hubiera cometido, como si hubiera vivido día a día dentro de ti. ¿Sonríes? No te preocupes, hasta el día que tengas que rendir cuentas ante el espíritu supremo, tu secreto estará a salvo. Pero no divagaré más, refresca mi memoria con tu historia.

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Era insufrible, realmente cargante, para sus anticuadas ideas yo era un terremoto en su vida, no podía concebir que su hija se hubiera fijado en mí, un chulo madrileño, alguien al que no le gustaba alternar en los bares ante un buen trasiego de alcohol, alguien que no entendía el cante jondo, los carnavales y prefería el campo a la playa, ni siquiera fumaba la misma marca de tabaco.

Le respeté hasta donde pude, años y años de humillaciones, de perder discusiones estúpidas, de olvidar diálogos de besugos, de miradas por encima de mi hombro, de preferir al estúpido de mi cuñado, tan poco iluminado por el entendimiento como él, hay limites que no sabes cuando se sobrepasan, vasos desbordados hasta el paroxismo.

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- Esto es una dorada.

- Es un besugo.

- Mira, suegro, en este libro que es un atlas de animales, lo indica claramente, es una dorada.

- ¿Quién va a saber más, un pescador o el que escribió el libro?

- Por dios, suegro, si el único barco en que has montado fue en el ferry, cuando te invité a ver Ceuta. ¿Tú crees de verdad que hay gente que escribe libros sin tener idea del tema?

- Lo que pasa es que los de Madrid, por ser de la capital, creéis que sabéis mas que la gente del mar.

- Pero por favor, si tu al mar sólo vas en verano a bañarte a la playa.

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-Hola, suegro, te presento a mi amigo J.M

- ¡Ah! Si, es ese que hablas tan mal de él.

- Pero por dios, ¿qué estás diciendo?

- Si hombre, siempre le pones verde en casa.

- Joder, macho, ¿con que esas tenemos?- Terciaba el para entonces ya mi ex amigo J.M.

- Te juro que se lo está inventando, yo nunca he hablado mal de ti y menos a este soplagaitas.

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- P…. corre que tu marido está comiendo.

- ¿Pero qué dices?

- Corre y mira, además está comiendo carne de cerdo, que no puede comerla.

- Pero leches no seas mentiroso, que me vas a buscar un problema.

- ¡A ver! ¿Qué está pasando aquí? Intentaba dirimir mi mujer.

- Tu marido, está abriendo la nevera y pica de todo lo que hay dentro.

- Te juro amor que es mentira.

- ¡Anda ya! ¿Para qué va a mentir mi padre?

- Pues eso digo yo, para qué querrá mentir.

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Machaco con cuidado para no causar ruido, en el almirez meto todas mis pastillas de cafinitrina, mi suegro tiene la tensión baja, por lo que este combinado debe ser letal.

- Suegro, toma un vaso de este vino, te he comprado un rioja fenomenal, aunque lo desgracies luego echándole gaseosa.

- Hombre, muchas gracias, bébete un vaso conmigo, no se lo diré a tu mujer.

- No gracias, de verdad que no me apetece. Estupendo, bébetelo todo, así… que bien, dame el vaso que lo llevo a la cocina. ¡Huy! Se me ha caído, no te preocupes, que lo tiro al cubo de la basura. Mira ya está lleno el cubo, salgo a la calle a tirar la bolsa. ¡Hasta luego!

Salgo a la calle, pero no tiro la bolsa en el contenedor de la esquina, en vez de eso, sigo andando, sin prisa, atravieso todos los barrios anejos mientras silbo despreocupado aquella melodía, sentados al borde de la bahía con los pies colgando. En una calle desconocida hasta por mí, por fin arrojo la bolsa a un contenedor de una obra, mañana seguro que lo llenarán con escombros.







El autor del relato declara bajo su responsabilidad que en la creación del mismo ningún animal ha sufrido daño alguno, todo parecido con hechos o personas actuales o pasadas es pura casualidad y producto de la imaginación del autor. Queda reflejado esto ante la hipotética posibilidad de la defunción de mi suegro, por lo que declaro que no tendría nada que ver con ese hecho y que si en este momento me estoy riendo, es por el recuerdo de un chiste que me han contado esta mañana en el trabajo.

Gracias al maestro Andrés (Qué foto) por seguir permitiéndome disponer de sus obras de arte.

9 comentarios:

  1. Fantástico José, simplemente fantástico. Un abrazo.

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  2. Ainsssss pobrecillo que navidades te esperan Jose jajajajaja. Eres genial!!!!

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  3. Como siempre manejando los tiempos, los diálogos y la narrativa de manera excepcional.


    Abrazosssssss

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  4. jajajaja...perdona que me ria, pero me he pasado un ratito muy agradable leyéndote, eres fenomenal.
    No se cómo no lo envenenaste antes, mira que era pesado el hombre.
    Saludos!

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  5. Hola José Antonio.
    Tu siempre dando ideas... je,je,je.
    Un abrazo

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  6. y yo tardando días en leer este relato. Por mucha justicia divina que exista en la puerta del cementerio, este pobre hombre tendría la venia y la autorización necesaria para subir al cielo y poder disfrutar de su eternidad en el paraíso, ya que su vida terrenal fue bastante complicada con su señor suegro...

    Está genial. Es divertidísimo leerte, de veras.
    Espero poder leerte antes de que lleguen las fiestas fiestísimas del año y poder felicitarte como te mereces, el nuevo año.

    Un abrazo.

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  7. Fenomenal, vaya con el suegro. Me ha gustado mucho. Un abrazo.

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  8. buenas tardes, artista!
    felices fiestas, q disfrutes de los ratitos en familia (lo q e dejen).
    un abrazo

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  9. Digo yo...¿la cena de nochebuena la colgareis en Youtube?

    Un abrazo.

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