martes, 6 de diciembre de 2011

Tempus fugit


¿Cuántos números somos capaces de memorizar? No me refiero a los números ordinarios, sino a la cantidad de contraseñas distintas que poseemos, olvidémonos de los números de teléfono más habituales que todos recordamos en un instante sin necesidad de echar mano de un directorio, también de los número de las casas donde vivimos, trabajamos, de los familiares y conocidos; también de las líneas de metro y autobús; vamos a centrarnos en las contraseñas como dije al principio.

Pues bien, hoy me toca apuntarlas todas, y no es una cuestión baladí, empecemos  a enumerarlas: las tarjetas bancarias, mínimo dos, porque encima por pura vaguería no has sido capaz en todos estos años de unificar el número secreto, también está el número de acceso a la banca por internet, que es un número diferente pues te exige ocho dígitos y no cuatro como en las tarjetas, por lo que te toca acordarte de otro número y en este caso siguiendo las indicaciones de seguridad del banco, ni se te ocurra poner fechas, ni de aniversarios, ni de natalicios y si puede ser intercalando letras minúsculas y mayúsculas, mejor. 

-       -   ¿Te queda mucho?

Espera hombre, no acabo sino empezar; bueno continuemos con el número famoso del PIN del teléfono móvil; por cierto, me quedo con la duda de saber qué significa esta tan llevada sigla o abreviatura, en fin, qué se le va a hacer. En esto fui más inteligente que con las tarjetas, los dos móviles que poseo llevan el mismo número. Ahora otras contraseñas; claro, la del ordenador cuando arranca (algunas veces igual que una moto); luego hay otras contraseñas que reseñar, las de mis cuentas de correo electrógeno, eléctrico o electrónico, siempre los mismos números, pero distintos a los anteriores, las de acceso a páginas especiales como vagos, facebook, etc., sin olvidar por supuesto las de acceso a mis blogs, voy a apuntar que se las envíen a Andrés para que escriba un buen epílogo.

-          Venga hombre no te enrolles.

Que no tío, enseguida acabo; después de los números ¿qué más me queda? Si, apuntar que la contribución y la tasa de las basuras, se pagan entre Octubre y Noviembre, que esté pendiente del buzón pues estos recibos no están domiciliados y luego si se pasa la fecha de cobro vienen con un recargo de aúpa. Del “numerito” del coche que no se preocupe, lo bueno de la minusvalía es que no pago nada por él, pero mejor que lo venda, para tenerlo en la puerta de casa muriéndose de risa…

-          Qué pesado que eres

Entiéndeme,  hay que dejarlo todo atado y bien atado, estas cosas luego para la familia son un tostón, mejor apuntarlo todo. ¿Por dónde iba? Bueno, los recibos de la comunidad, como no tiene acceso a la banca virtual y no puede emitir transferencias, mejor que se acuerde de ingresar el dinero en la Caja del señor Rato, pero que recuerde que el ingreso solo se puede efectuar del diez al veinte de cada mes y en horario de ocho a diez de la mañana, simpatía que derrochan estos banqueros, luego en el anuncio dicen que te hacen las cosas más fáciles.

-          Mira, el tiempo ya se acabó

-          Bueno, no te pongas así, solo la digo que la quiero mucho y ya está, terminado, ya nos podemos ir.

-          ¿Sabes lo que pasa? Si hubiera muchos como tú, los sepultureros harían cola esperando y mi plus de productividad se iría al carajo. La muerte no puede esperar.

-          Bueno, perdona, ¿Dónde vamos, arriba o abajo?

-          Ya te enterarás.



Dedicado a Montse, afortunadamente a tu reloj le queda mucha arena

8 comentarios:

  1. Mis contraseñas se irán a la tumba conmigo. No quiero que nadie se lleve un disgusto.

    Preciosa la foto del fondo...pero tendrás que cambiar el color de la letra, se lee francamente mal.

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  2. Hola Amigo.
    Es cierto, demasiadas contraseñas y números para recordar. Algunas justicables por la modernidad de nuestras acciones y otras necesarias por seguridad. Algunas contraseñas son recuperables, pero sólo por el usuario, otras se perderán en la memoria y el tiempo... me parece buena idea que hubiera un banco de contraseñas virtual para que los amigos blogueros pudieran escribir un epitafio de despedida en los blog, facebook, correos... que dejan de vivir (actualizarse) cuando sus dueños los abandonan o se van a más allá.
    Un abrazo.

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  3. Muy bueno tu relato, que es además un retrato muy realista de la sociedad actual. Es curioso comprobar como las tecnologias nos han ayudado mucho a mejorar nuestras condiciones de vida, pero tambien y al mismo tiempo,estamos dominados y controlados por ellas y a veces, más que ayudarnos consiguen ponernos de los nervios, como en el caso de las múltiples contraseñas que nos piden para ver o consultar (a veces) cualquier tonteria. Un beso y buen fin de semana,

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  4. Fantástico relato amigo Jose, la prisa que tiene el de la guadaña, luego nos contaras si ha sido abajo o arriba. Un abrazo. P.D. le mandé un mensaje a Montse, pero no me ha contestado ¿sabes algo de ella?

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  5. Ay los números, yo soy tan mala con los pins y las contraseñas que casi todas son iguales. Me ha sorprendido el final, no me imaginaba que el que esperaba fuera el que no se nombra. ¿Está malita Motse? que hace mucho que no la veo. Besos

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  6. Jose Antonio yo ademàs tengo las claves de la banca de la empresa y las de la cia-telefònica y asi te puedo seguir diciendo, al final no sabrè ninguna...jajajjaa

    un fuerte saludo

    fus

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  7. Pues tienes razón, Jose, esto va a ser un lío porque lo que es yo, no le doy las claves a nadie. Que investiguen. Un abrazo

    ¿Qué le pasa a Montse?

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  8. Muy puntero, Jose Antonio. Yo tengo carpetas en el ordenador con muchas de las claves. El día q pete la máquina morirán con ella los accesos a las cuentas de mercadona, vuelin y muchas otras, qué se le va a hcer, detalles del progreso. Aunq espero q, como a Montse, aún me queden unas cuantas horas.
    Un abrazo

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