sábado, 16 de marzo de 2013

Ciento veinte minutos


No sé por qué me dio por pensar en ello, mi vida transcurría normalmente hasta la revelación, me consideraba una persona feliz, incluso descontando aquellos momentos en los que no sabía la razón por la que me embargaba una tristeza repentina, la mente es un órgano caprichoso, nunca sabes qué te va a traer, o lo que te hará pensar, los recuerdos que hará devenir, o ese impulso que te hará tomar una cierta decisión.

Tantos proyectos, tantas inquietudes, tantos compromisos, todo se agolpaba frente a mí. Y yo mientras tanto me dejaba llevar viviendo mi vida, a veces de una manera insulsa intentando dar un empuje más, una mayor intensidad, esa pizca de pimienta que me permitiera cerrar los ojos por la noche y decirme: soy feliz.

Huir de la monotonía es complicado en estos tiempos, qué diantres, y en todos los tiempos,  el ocio nos hace salir de ella, a veces para caer en otro tipo de rueda infernal de divertido aburrimiento, subir rodando la misma piedra por la montaña una y otra vez para observar desazonado como cae hacia el otro lado sin remisión.

El fin del mundo ¿el mundo tiene límite? Si lo tenía, me dispuse a encontrarlo. Eché a andar un paso tras otro, así hasta perder la cuenta, por el camino pregunté a todo el que se me cruzó, pero nadie me daba cuenta, sabios y necios todos me miraban con estupor, no se daban cuenta que me moría de sed y el agua no me podría saciar.

No recuerdo cuantos pares de botas desgasté siguiendo a la Vía Láctea, pues por ella me guiaba para no repetir camino, fue entonces cuando lo encontré y no me gustó.

¿Somos amos de títeres o simplemente somos nosotros los títeres? Miré a mi perro y me di cuenta que la mascota era yo, mucho peor, había un guión escrito y yo era un simple figurante, siquiera era el protagonista, solo tenía que ponerme en mi marca y actuar, pasar de aquí para allá para dar al conjunto una sensación de movimiento, mientras otros daban réplicas y contrarréplicas dando sentido a la actuación.

Sí, porque me di cuenta que estaba en el lado equivocado de la pantalla, al otro lado estaban los espectadores riendo, sonriendo, asombrados y a veces aplaudiendo conseguí vislumbrar que al otro lado de la luz brillante que me cegaba los ojos, un centenar de personas, sentados cómodamente en sus butacas miraban hacia mí, observaban mi vida en ciento veinte minutos.

9 comentarios:

  1. Esto suele pasar cuando se es protagonista de tu pelìcula.

    un abrazo

    fus

    ResponderEliminar
  2. Que impressionante forma de desabafar... gostei deveras!

    Beijos.

    ResponderEliminar
  3. Y además debe ser una buena y extensa película, no todos los largometrajes se alargan por dos horas. Tienes mucho que contar y explicar y, quiero continuar siendo una de tus lectoras espectadoras jaja

    un abrazo :))

    ResponderEliminar
  4. ¡Hola! ¿Qué tal estás? Ahora estoy un poco más desconectada por problemas de salud graves en un miembro de mi familia, por eso, cuando he leído lo que has escrito acerca de la monotonía he sentido de manera muy diferente a ti. A mí me encanta la rutina diaria, porque disfruto de cada cosa que hago. Cuando te falta esa rutina es cuando te das cuenta que algo no marcha bien.
    Por otra parte, no sé si seremos títeres, pero siento que hay un "guía" dirigiendo mi vida, porque ahora no te lo voy a contar, pero las cosas en mi vida se van produciendo como dándose la mano unas a otras, como una cadena, sin que yo sea consciente de por dónde va transcurriendo mi camino.
    Me ha encantado el toque final de tu escrito. Me ha recordado a la película "Los otros", supongo que la conocerás, si no, te invito a que la veas. Creo que te gustará.
    Me encanta tu escrito. Me ha hecho pensar en muchas cosas.
    ¡Un beso y hasta pronto!

    ResponderEliminar
  5. De niño tenía esa sensación de vivir una película... ahora lo que nos rodea parece más bien un circo ambulante y encima los payasos no tienen niguna gracia.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  6. Si Jose Antonio, la verdad es que esta vida parece una película, pero de las malas. besos.

    ResponderEliminar
  7. Parece que normalmente y para la mayoria de la gente, es mucho más cómodo observar como pasa la vida y disfrutarla desde la distancia, que ser actor y partícipe pleno de ella, será que se corren menos riesgos. Un beso,

    ResponderEliminar
  8. Cada vez se parece esto mas a Matrix. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  9. Continuas a escrever com grande mestria.
    Parabéns!
    Abrazo ;)

    ResponderEliminar

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails