Cruce de caminos, Sotosalbos, comienzo del viaje tras las huellas del tuerto Pirón, una sombra tras el restaurante sirve para aparcar el coche, aunque hace fresco por lo temprano de la hora, nunca se sabe cuanto tiempo nos llevará visitar el pueblo.
Primera sorpresa, los tejados, que extraña disposición, falta la última fila de tejas, las tejas «a cobija», aquí se han eliminado o más bien se han obviado, habrá que indagar más adelante sobre este hecho. Al otro lado de la sierra, pueblos tan cercanos como Lozoya y Rascafría mantienen la disposición tradicional de los tejados.
Segunda sorpresa, las calles limpias, en los pueblos tan pequeños, no suele haber servicio de limpieza urbana, por lo que cualquier desperdicio que se tire al suelo, puede permanecer allí hasta la noche de los tiempos, mientras se va descomponiendo.
Caminamos por la calle principal, muy solitaria a pesar de la hora, sólo al final, nos encontramos dos ancianos sentados en sillas de enea.
- Buenos días, ¿el bar está cerrado?
Y ellos responden a la manera castellana, con toda la sabiduría de la tierra, no te responden a la pregunta, te dan la información directamente.
- Muy temprano vienen ustedes.
- Si, es que venimos a ver la iglesia.
- Pues aquí al lado la tienen.
- Muchas gracias.
Continuamos por la calle empedrada y cuando esta se ensancha, formando una plaza, surge serena, con una espadaña espigada y una galería porticada bien trabajada con buena conservación, dando razón al dicho, pueblo pequeño, iglesia grande. Por supuesto la puerta del templo está cerrada, aparte de los domingos, es complicado ver el interior de las iglesias en los pueblos pequeños, mejor, así tenemos excusa para volver otro día.
Los capiteles y canecillos, siempre me dejan inquieto, nos cuentan una historia que no sé descifrar, ¿habrá alguien que la conozca?
Le tomo la mano a mi mujer y seguimos paseando de vuelta al coche, vamos lentamente, disfrutando de la calma, del silencio, de un día de verano arrullado por una suave brisa que nos acompaña desde que llegamos, llegamos al coche y ella me pregunta.
¿Volveremos?
Volveremos.
Este relato participa en el I certamen de relatos cortos "De paseo por Sotosalbos" del blog Sotosalbos vive del maestro Tony Montón, por lo que desde aquí os pido que me apoyeis con vuestros votos, sólo teneis que entrar en el blog pinchando en el enlace y si os apetece votar por él. Gracias a todos.
Eso está hecho. Buen relato... como siempre.
ResponderEliminarBesotesss
Ya lo había hecho antes, pero ahora vota mi hermano. Vas de primero, buena suerte.
ResponderEliminarEstá votado, Jose.
ResponderEliminarYa está hecho ¡A mandar!
ResponderEliminarun abrazo
Que grande eres Jose Antonio. Lo otro son trucos y figuraciones,ganador
ResponderEliminarUn abrazo.
Pedro Zorro Corredero
Averiguaste qué pasó con los tejados?
ResponderEliminary las calles limpias porque los propios vecinos son los encargados de la limpieza?
Escribes muy bien... ya sabes qué pensamos sobre tus relatos.
un abrazo.
Votado...
ResponderEliminarAqui vou eu votar.
ResponderEliminarAbrazo.
Hola José Antonio. Muy bonito este relato te voté la semana pasada me parece. Besos.
ResponderEliminarSoy segoviano, asi es que, en fin. Límpio pueblo, limpio relato. Ya te lo voté, tocayo. Además ese nombre tan bonito, esos sotos...albos, que suenan a San Juan de la Cruz
ResponderEliminarSaludos
Excelente! Já tinha votado, guapo!
ResponderEliminarUm beijo imenso!