Después de leer que el premio Nobel de este año se lo habían dado a un chino, por no se qué descubrimiento, doblé en cuatro el periódico y lo deposité en una papelera, cosas del civismo que me inculcaron de pequeño, crucé el semáforo y avancé por la calle de Alcalá por la acera de los impares, pocos escaparates interesantes me entretuvieron mi paseo, una librería donde Ken Follet aparecía con su nuevo ladrillo y poco más, luego inmisericordes, una tras otra tiendas de ropa y perfumerías llenaban las manzanas con sus productos, como siempre bellamente dispuestos y muy iluminados, pero no consiguieron que les prestara importancia.
Sólo me detuve en una vieja abacería, ya apenas quedan estas viejas tiendas de ultramarinos, recuerdo la de mi barrio, donde Aquilino servía amablemente a la parroquia productos a granel, recuerdo las galletas para el desayuno servidas en papel de estraza, la verdad es que antes de la invasión del plástico, todo era vendido utilizando este papel, daba lo mismo, servía lo mismo para judías pintas o pescado, que carne o sardinas arenques que se exponían en la puerta dentro de cubas de madera, hace años que no he vuelto a ver a Aquilino, se jubiló y vendió la tienda, ahora es una tienda de productos suramericanos, cosa de los tiempos que corren.
Después de la tienda sigo evocando otras tiendas de otros tiempos que consiguen que se me haga la boca agua y es que enfrente de la plaza de las Ventas, evoco la tienda de gallinejas y entresijos que había, antes de la velada de lucha libre, nos surtíamos de oleosos bocadillos en un figón donde el terrible olor que expelía, anunciaba sabores intrínsecos con la condición de madrileño, hoy aunque existiera el lugar, ya no podría deleitarme, las purinas y yo somos incompatibles.
La cuesta hacia Manuel Becerra, hace que empiece a jadear ligeramente, en este tramo, un par de bares me llaman la atención, no tanto por sus motivos y su aspiración a recoger a la gente que sale de la plaza los días de corrida, sino por los mosaicos del exterior, muy bien trabajados y de bella factura.
No se si continuar hacia Goya, o girar a la izquierda por Doctor Esquerdo para acercarme a casa, todo me trae recuerdos, se que un poco más adelante estará la granja “los Chaburres”, fenomenal sitio donde acabábamos los domingos antes de volver a casa, por veinticinco pesetas podías comerte un perrito caliente, después de dos horas en el cine y si la economía estaba regular, era el mejor sitio donde engañar el hambre hasta llegar a casa y asaltar la nevera.
Creo que no, cogeré el metro hasta casa, el barrio de Salamanca me asaltará con sus recuerdos y voy solo y algo melancólico, por lo que prefiero evitarlo, he recorrido tantas veces las calles de Madrid, que todas tienen algo para evocar, son muchos años pateándolas, mucha historia vivida, mucha gente conocida, busco en el Mp3 una canción que me inspire buenos pensamientos hasta casa y la encuentro.
Simon & Ganfurkel, los Bee Gees...esos guateques de pueblo...
ResponderEliminar...en una pequeña ciudad donde las calles son más frecuentes y los recuerdos son más ocultos, donde no hay anonimato y apenas privacidad...eso, José Antonio, me ha recordado tu relato y la canción.
Bonito post. Un abrazo
me encanta la capacidad que tienes para describir las cosas.
ResponderEliminarprecioso post.
un abrazo
Me gusta pasar por lugares conocidos y descubrir nuevos rincones de mi ciudad. Siempre que puedo voy caminando aunque las distancias cada vez parecen más largas recuerdo cuando caminaba desde el piso de mis padres al lado del mar hasta la montaña para ver a mi novia, hoy compañera. En todos estos años han cambiado las calles, los cauces de las rieras, los caminos, los huertos que ahora son parques y rascacielos ya no existen pero quedan en nuestros recuerdos.
ResponderEliminarMuy bueno ese LP de grandes exitos de Simon y Garfunkel que tiempos que traen a la memoria!!
Un abrazo
Había olvida lo placentero que es perderse entre tus palabras y frases. He buscado en el diccionario algunas palabras que no conocía (abacería, figón). Sin duda, eres muy cívico doblando el diario aunque la mayoría de noticias sean negativas o absurdas, bueno lo del premio Nobel de la Paz tendrá algún motivo, al menos, quiero pensar eso.
ResponderEliminarNo conozco Madrid, solo de oidas y de haber visitado esta ciudad algunas veces, pero recrearme con tus descripciones es muy cómodo y asequible para conseguir visualizarla. Lo de las purinas y tu incompatibilidad, por qué? qué hay ahora en ese lugar, donde antes se guisaban y vendían alimentos (los bocadillos)?
Muy agradable esta lectura y tu forma de escribir.
saludos.
Buenos días José Antonio, me ha gustado mucho tu evocación, ya sabes que a mí me gusta reflejar los tiempos pasados, no te preocupes que ya escribiré algo que espero que te guste. Un abrazo
ResponderEliminarPrimitivo
Hola José, a mi también me encanta recorrer lugares que me recuerdan cosas, pero también me gustan los olores, me obsesiono mucho si noto un aroma o perfume y no me acuerdo que me recuerda. Exprimo al máximo mi cerebro, intentando hacer la conexión, a veces consigo recordar y veces no. Un saludo.
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