Demasiado tiempo junto a ella, ya estaba harto, no aguantaba más, sabía que iba a cometer un crimen, pero no le importaba.
Egoístamente sabía que ella se lo debía todo a él, la había dado cobijo y alimento, calor y protección, pero ella nunca había demostrado ni el más mínimo agradecimiento, es más, ella se había comportado de una manera esquiva, ajena a sus desvelos y a sus caricias, nunca consintió sus abrazos, eso hizo que fuera cambiando su actitud hacia ella, poco a poco su relación fue cayendo en la monotonía y en una apatía cruel, marcada por el desdén.
Nunca supo como le vino la idea, pero de pronto sabía que tenía que acabar con esta situación que le conturbaba, no podía invertir en ella más tiempo ni dinero.
Entró en la cocina y escogió el cuchillo más grande que había en la panoplia, se entretuvo un buen rato afilándolo en una vieja muela que había heredado de su padre, probó varias veces el filo en el lomo de un periódico atrasado y cuando consideró que incluso servía para afeitarse con él, se dio por satisfecho.
Salió de la cocina y en el salón contempló con añoranza una fotografía de ellos dos juntos, eran otros tiempos, ella lucía el galardón que había conquistado en un concurso de belleza, ella había sido la mejor, y él se había sentido tremendamente orgulloso, pero todo pasó y los años no pasaron en balde por ella, desluciendo los bellos tonos tostados que una vez había lucido.
Sobre todo no la mires a los ojos, se decía a sí mismo y así lo hizo, cuando se hizo con ella, apenas se debatió y ahogando su cacareo, con un tajo certero, la rebanó el pescuezo.
Y recordad, que el domingo, es noche de difuntos.
Me ha dado hasta pena.
ResponderEliminarLo del dia de difuntos para mi es inolvidable...para mi madre también.
Besitos pásalo genial estos dias.
Doloroso, sí. Pero míralo de esta manera: son tiempos duros y hay que alimentar la cazuela de algo más que patatas y garbanzos. Y si hubo algo...
ResponderEliminarMe ha gustado. Rápido, directo y con final inesperado
Un abrazo.
Hola José Antonio.
ResponderEliminarDe niño jugaba con los conejitos del corral de mis tios... cuando hacía conejo yo no lo probaba de ninguna manera. Otra cosa es comprar en el mercado pero animalito que has cuidado y va a la cazuela... conmigo que no cuenten!!
Un abrazo.
El sábado se cambia el horario así que la madrugada del Domingo puede ser muy especial, algunos trabajan una hora más!!
Si veo fantasmas les paso tu e-mail par que se pongan en contacto contigo,je,je,je.
Un abrazo.
Hola José Antonio, supongo que le salio una buen sopa. Un abrazo y buen fin de semana.
ResponderEliminarHe empezado tu blog viendo los comentaristas que te visitan (supongo para ver si tenías palabras de Primitivo Algaba...), siento darte tantas explicaciones, pero subiendo hacia tu magnífico relato descubrí la fotografía de la gallina, por tanto, empecé por el final e intuí de qué se trataba. Toda esta explicación para intentar exponer que de no ser por este detalle, no habría imaginado que se trataba de un animal. Está tan bien relatado y redactado que en ningun momento piensas que la protagonista sea una gallina ponedora...
ResponderEliminarMe agradó tu lectura, ya lo sabes. Un placer leerte.
saludos.
Buenas tardes José Antonio, te ha salido un buen relato, la primera imagen resulta truculenta, pero el texto me ha recordado la familiaridad con la que de chico corría detrás de una gallina para que mi madre le pasara el cuchillo por el cuello porque alguna proteína había que llevarse a la boca. He leído el comentario de Lemaki en el que me alude, yo desde aquí aprovecho para saludarla y mandarle un abrazo, y a ti otro.
ResponderEliminarPrimitivo
Muy bueno y muy oportuno para las fechas que estamos. Un abrazo.
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