domingo, 28 de agosto de 2011

Tres años


Como siempre acodado en la barra de ElBúho Bizco, frente a la bella Lola, en mi mano una copa del licor alcohólico que se obtiene del grano de algunas plantas, destilando un compuesto amiláceo en estado de fermentación RAE dixit, esta vez Lola se encontraba francamente aburrida, sin clientes que atender, sólo al fondo del bar, sentados frente a frente con una mesa de por medio Jota y Margarita Rizzi hablaban de sus cosas, demasiado juntos para mi gusto.
Pues bien, Lola se dedicaba a hojear interesada, las noticias de una revista del higadillo, comentando de vez en cuando las entrevistas o los hechos de los famosetes que salían en ella.
-          Hay que ver, qué bello es el amor sin barreras, veinticuatro años de diferencia entre la duquesa de Alba y su novio y ahí los tienes tan felices y a punto de casarse.
-          Lola, Lola, a veces sólo tres años es una barrera insalvable.
-          No me lo creo señor ex – inspector, tres años es una minucia, imposible que se interpongan en una pareja que se ama.
-          Tú te lo has buscado, tendré que contarte una historia de las mías.

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Su rostro no te lo voy a describir, eso pertenece al secreto del sumario, sólo te describiré su cabello, era lo más representativo de su persona, un largo y rizado cabello negro, onduladas guedejas, volutas en espiral, qué podría decir más, aparte del efecto hipnótico que ejercía en mí. Pertenecía a la pandilla de gente mayor en dos o tres años que la mía, suficiente para que no hubiese contacto alguno entre sus miembros, pero el verla aun a lo lejos me causaba un placer superior al contacto con las chicas de mi edad, no sé si era insano, pero pasaba mucho tiempo del verano pensando en ella, no imaginaba que designio era el que hizo que nos separasen tres años en el tiempo, lo suficiente para que ella jamás se fijase en alguien como yo, sabía que nunca conseguiría tener ninguna relación con ella, ni aun de amistad.
El único contacto físico por entonces que tuvimos, fue en una ocasión en el frontón, acababa de conseguir un tanto con mucho esfuerzo, la bola había ido donde ella estaba sentada, la cogió y en vez de lanzármela dio dos pasos hacia mí y me la entregó en la mano, fue solo un instante, pero pude sentir su mano cálida y a pesar de mi estado sudoroso por el esfuerzo, sentí un escalofrío en mi cuerpo, me hizo tal efecto el hecho, que el siguiente punto lo perdí al golpearme la bola en la cara tal era mi ensimismamiento.
Así fuimos creciendo, verano tras verano, ella reía y yo envidiaba el no poder ser yo el que la hiciera reír y si lloraba, lamentaba no poder acercarme a consolarla y sobre todo odiaba con toda mi alma a todos los novios que ella iba teniendo, yo sabía que juntos seríamos felices y no habría nada ni nadie que nos pudiera separar.
Hasta que un día dejamos de vernos.


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-  -        Es extraño, tu primera visita a la Ciudad Condal y elige ver primero el mercado de la Boquería, creo que dijiste que te interesaba mucho el museo arqueológico, o las Reales atarazanas.
-  -        Bueno Andrés, hay elecciones que vienen dictadas por los sueños, contra eso no puedes luchar, nunca imaginé encontrarme aquí, no sé lo que busco porque no se qué quiero encontrar. De todas formas sabes que los sueños sacan lo mejor de mi genio. De todas formas, hártate a hacer fotos del mercado, pero llévame a la zona de descarga del mercado, necesito ir allí.
En los sueños todo tiene un porqué, no busques más explicaciones, todo sucede de manera lógica aunque al narrarlo no lo parezca, en cuanto estuvimos en la calle se organizó una gran balacera, el furgón blindado que acababa de recoger la recaudación, estaba siendo asaltado, conseguí poner a Andrés a cubierto y me dispuse a soltar por mi parte plomo a mansalva, después de terminar con el duelo en OK Corral, me acerqué al desalmado que había tenido la mala suerte de comprobar mi habilidad con el revólver, es lo que tiene tener buen pulso.


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Seguro que hay cosas peores que un balazo en las tripas, lo malo de este caso es que además del dolor insufrible, sabes que te estás muriendo, así estaba ella, mirándome con ojos vidriosos, lo más que podía hacer por ella era poner mi mano intentando taponar la sangre, que con la vida se le escapaba a chorros por el agujero de bala, de la bala que le había disparado hacía unos instantes, no me conformé con dejarla irse sin hablarla de mí, aunque triste consuelo es darse a conocer por fin, después de tantos años y haber sido el que la dio el pasaporte para el otro lado.
-    -      ¿Te acuerdas de mí? Soy Jose de Alameda, el nieto de M.
-    -      Ah, ya recuerdo, eras el chico que me miraba.
-    -      Ese mismo, lamento todo lo que ha pasado, después de tantos años, atreverme a hablarte ahora.
-    -      Si, eras guapito, pero un poco pequeño para tenerte en cuenta, me mirabas con mucha insistencia, me daba cuenta que andabas un poco colado por mí, pero…
-    -      Si hubieras querido…
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-   -       ¿Está pelando cebollas, Lola?
-  -        De verdad que cuando se pone usted a contar historias tristes, es usted un campeón.
-  -        No llores, tonta, por los sueños no hay que llorar, menos aun por los ajenos.




10 comentarios:

  1. Muy buena tu historia y opino que, según a qué edad, 3 años pueden no ser nada o ser un escollo insalvable.

    De la Duquesa de Alba y su historia de amor, sostengo que la señora tiene perfecto derecho a, con su dinero, "comprarse" un marido y a hacer de su capa un sayo y vivir los dos telediarios que le queden de vida como le apetezcan.

    Dudo, por razones obvias, que su relación de pareja incluya cama y sexo pero, fuere cual fuere su verdadera relación, lo que es evidente es que les compete sólo a ellos e igual él ha hecho una inversión en capital y ella en felicidad.

    Besos

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  2. El momento del frontón es insuperable, todo lo que le rodea, esa mirada ilusionada a distancia, una buena historia, José Antonio
    Saludos blogueros

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  3. 3 anos...
    O que são 3 anos? Quase tudo ou nada...

    Abraço.

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  4. Hola José Antonio.
    Mira que siempre voy despistado mirando a todos lados menos al frente. Amigo, si no llega ser por ti la bala atraviesa el objetivo de mi cámara.
    El relato genial, como siempre.
    Un abrazo.

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  5. Buenos días Jose Antonio:
    Los dos Jose Antonio, ¿soís el mismo escritor?. Me asalta esa duda, torpe de mí.
    He disfrutado letra a letra, me has hecho revivir y palpar ese regusto de amores juveniles que no pudieron ser.
    Eran casi dioses en nuestra mente y nos torturábamos un tiempo en alcanzar siquiera su atención, hasta que se perdían en brazos de otras mujeres (en mi caso) y desaparecían de nuestro diario, para sosiego nuestro.
    Me he quedado gratamente sorprendida por tu gracejo al contar la historia que nos regalas.
    Tienes un dinamismo narrativo que es digno de admiración.
    Tienes otra admiradora más desde ahora mismo.
    Gracias por tu confianza.
    Un saludo admirado.

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  6. Al final, parece que el destino(??) se cobra algunas deudas pendientes? puesto que consiguó hablar con ella o al menos, escuchar algunas de las sensaciones que ella guardaba acerca de él...
    como siempre, está genial leerte.

    :)
    un abrazo

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  7. Como sempre... genial! Você escreve de forma interessante (com certo humor...) :)
    Beijocas.

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  8. He oído cómo saltaba el corazón del chaval al ver acercase a la muchacha con al pelota...
    (Lo de Jota con al Ricchi, que yo creo que ha sido un espejismo)

    Un abrazo

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  9. La edad es a veces una pared demasiado alta para saltarla mientras que el destino nos puede jugar siempre alguna de las suyas. Besos.

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  10. así de potito es el amor, y la Duquesa, como puede, q se aproveche. Q veinte años no es nada, como cantaba GArdel.
    abracillos

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