Estaba muy nervioso, nunca imaginé que sería capaz de embarcarme en una aventura como la que iba a realizar, estacioné el coche como acordamos en el aparcamiento de la plaza de España, segundo nivel, allí me encontré a la persona que hizo que me interesara en acudir a una misa negra. Cerré hace meses un importante negocio con otra empresa gracias a su intermediación y en las conversaciones que teníamos fuera de reuniones o en cenas distendidas me habló de las misas negras a las que se había aficionado y en la posibilidad de integrarme en su hermandad, me indicó que había que hacer también una importante donación para integrarme como neófito en ella.
Soy una persona muy inquieta en la vida, me gusta experimentar sensaciones nuevas incluso aunque lleven algo de riesgo aparejado, no importándome la legalidad del acto, el caso es poder tener nuevos conocimientos y quemar adrenalina, no sólo hay que apreciar la caza, también hay que saborear el acto de hacerla furtivamente, cazar y a la vez evitar ser cazado, esa era una de mis máximas.
El día anterior le había enviado por mensajero un talón por una más que importante cantidad a mi conocido, por lo que me dieron la conformidad para asistir, él mismo me puso una capucha en la cabeza para, según me dijo, salvaguardar el sitio donde se reunía la fraternidad, -Entiéndelo, hay mucho curioso que viene por puro morbo, y hasta que no tengamos claras tus intenciones, hay que actuar así.
Montamos en el vehiculo y partimos de allí, noté que durante una media hora circulábamos por la ciudad y pasado ese tiempo lo hicimos por carretera, durante el viaje ninguno de mis acompañantes articuló palabra alguna, por lo que una leve modorra se apoderó de mí, hasta que noté que el coche abandonaba la carretera y se introdujo por caminos empedrados primero y luego de pura tierra con bastantes baches, hasta que el motor del coche se paró por completo, me abrieron la puerta y me hicieron bajar, a mi olfato le llegó instantáneamente olor a pino, la verdad es que enseguida me quitaron la capucha y lo pude corroborar, nos encontrábamos en un pinar, frente a una ermita parcialmente derruida, ésta no tenía más techo que la miríada de estrellas que relucían gracias a encontrarnos fuera de Madrid y su resplandor de millones de luces tapando el firmamento. Fue un burdo intento de su parte el que no supiera donde nos encontrábamos, una vez de niño mis padres me habían llevado de visita a este pueblo y sus alrededores, especialmente la visita de sus ermitas, sobre todo esta que quedó en ruinas tras la desamortización de Mendizabal, para no dar más pistas de las necesarias diré que el pueblo es El M…
Allí mismo me hicieron enfundarme en una capa negra con capucha igual que las que ya se habían puesto ellos, sin una palabra, nos introdujimos en la ermita, donde unos hachones colgados de las paredes, apenas iluminaban el interior, allí se encontraban un par de docenas de personas todas vestidas con las mismas capas, algunas llevaban en la mano un cirio de cera negra, lo que daba un aspecto más tenebroso al lugar.
Nos situamos en un lateral de la nave y allí pude observar un altar enfundado en paños negros y encima de él una joven completamente desnuda, de una grieta que había por el baptisterio, se introdujo una figura peculiar embozada en un manto negro con capucha, al deshacerse de él frente al altar, vimos que llevaba en su mano un cáliz de metal brillante, uno de sus acólitos llegó portando dos velas negras en forma de serpiente, ya encendidas y puso una en cada mano de la mujer.
El celebrante habló con voz tronante:
- En el nombre de Satanás, de Lucifer y de Belcebú.
Después de un breve silencio continuó.
- Que el poder de todas las fuerzas del averno sea con nosotros.
Y todos respondieron:
- Que así sea.
El sacerdote elevó sus brazos sosteniendo una cruz invertida que llevaba colgada del cuello y continuó su salmodia.
- Hermanos, hemos pecado,
somos pecadores contra Dios
muéstranos Satanás tu poder
concédenos el poder del mal
Dicho esto bajó la cruz y tomó el cáliz, sacó una hostia triangular y de color negro del interior, la levantó y habló así.
- Este es el alimento que nos da fuerza, viene del mismo Lucifer, él nos enseña el camino del mal, de la fuerza de la oscuridad, la puerta del infierno; con este alimento, nos hacemos hermanos, todos somos uno, de la vida sale y vida nos da.
Bajó la hostia y la introdujo en el sexo abierto de la mujer, acto seguido se la metió en la boca, a partir de entonces todos los presentes se pusieron en fila en el centro de la ermita, camino del altar, mi guía me cogió del brazo y me situó en la fila, cuando llegó mi turno, el sacerdote tomó una hostia y siguió con el mismo ritual.
- Este es el cuerpo de Satanás.
Y después de introducirlo en la mujer, lo puso en mi lengua extendida, lo intenté saborear, pero era como todas las obleas que se utilizaban para este fin, sin ningún sabor apreciable. Me volví para situarme de nuevo en mi sitio, esperando la continuación del ritual.
Lo que ocurrió entonces, si me causó gran asombro, un acólito apareció con un niño de pecho en sus brazos, que entregó acto seguido al sacerdote, este lo puso encima del vientre de la mujer desnuda y de la cintura sacó un brillante puñal, lo dispuso en alto sobre el niño y gritó:
- ¡Satanás, Lucifer, Belcebú! ¡Dueños de los infiernos!¡Yo os conjuro fervientemente para que aceptéis el sacrificio de este niño que os ofrezco! ¡Que su sangre cubra este vientre símbolo de fertilidad! ¡Que su vida apagada nos llene de poder y de maldad!
No le dio tiempo a más, en ese momento unas luces azules centelleantes y una potente voz le interrumpió:
- ¡Alto a la guardia civil!
Como si de un pistoletazo de salida de una carrera se tratara, todos corrimos para ganar la grieta que nos sacaba de la ermita, afortunadamente no parecía una redada organizada y sólo se trataba de una patrulla que sorprendida por la aglomeración de vehículos aparcados y las luces dentro de la ermita se acercó a observar lo que ocurría. Todo esto lo supe después al leer el periódico los días posteriores.
Yo corrí desbocado monte abajo dejándome en las zarzas jirones de tela y de piel, el corazón me iba a estallar y fue de las pocas ocasiones en que maldije mi espíritu aventurero, al rato me detuve a recuperar las fuerzas y escuché ruido de motores, era la circunvalación de la carretera nacional que rodeaba al pueblo, hice señales al primer coche que pasó y tuve suerte al verlo detenerse, no me lo podía creer, al volante, enfundado en una sotana negra se hallaba un sacerdote, esta vez de verdad.
- ¿Que te ha pasado hijo?
- ¡Ay padre! continúe rápido, he tenido un problema con unos malhechores y me andan buscando.
- ¡Por Dios, sube rápido!
Así lo hice y durante el camino hacia Madrid, fui hilvanando una historia rocambolesca para convencer al cura que yo era una buena persona a pesar de mi maltrecho aspecto y de la inutilidad de parar en el primer pueblo a poner una denuncia en el cuartel de la guardia civil.
Conseguí que me dejara en la plaza de Castilla y tras despedirme de él, tomé un taxi para mi casa, ya iría otro día a recuperar mi coche del aparcamiento. Varios días después ya más tranquilo, intenté ponerme en contacto desde una cabina con la persona que me llevó a la misa sin conseguirlo, nunca contestó a mis llamadas, el talón que le pagué fue cobrado aquella misma mañana por ventanilla, por lo que no pude seguirle la pista a esa persona, lo único que me quedaba era olvidarme de todo y echar tierra al asunto.
Algunos meses después en una reunión de negocios, en una charla distendida con varias personas que no conocía, uno de ellos se acercó y me dijo:
- ¿Has estado alguna vez en un aquelarre?
Hola José Antonio.
ResponderEliminarPerdona chico, estaba líado con el carapapel (facebook) estamos debatiendo de lo abandonados que nos han dejado últimamnete de allí donde te has ido... Te informo el blog aquel(ya sabes el del mensaje)lo han borrado... pues ya era hora después de los años que llevaba poniendo toda esa mierda. Gracias por el comentario en "el beso de la muerte" si estás interesado en la foto te la cedo sin problemas...¡ bueno si hay pasta por medio a medias.. vale!! je,je,je Es broma ya sabes para lo que haga falta aquí estoy. Un abrazo
Del post que quieres que te diga Amigo... no quiero ser cansino ni repetitivo ¡¡¡ya sabes que me gusta!!! :D
¡¡Oye el punto no está!! se ha muerto??? estaba esperando la respuesta a mi e-mail pero veo que le has dado pasaporte... :D
ResponderEliminarHola José, a veces nos tenemos que cuidar de nuestro espíritu aventurero por qué nos puede llevar a sitios sin retorno. Igual que Apu, me repito diciéndote que es un relato fantástico. Un saludo y una feliz semana.
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