Mi río

Camino por el rio, ahora con chanclas, hay muchas algas y las piedras resbalan, de niño las piedras eran blancas y no había apenas posibilidad de resbalarse, sólo la posibilidad de pisar algún anzuelo me hacía ponerme las sandalias de goma translucida que me obligaba a ponerme mi tía, subía desde la poza “engaña” observando cualquier sabandija que se moviera entre las rocas y los arbustos o dentro del rio; te podías encontrar gusarapas, canutillos y hasta culebrillas de hilo, además de gobios, bogas y asustadizas truchas.




Hoy no corre apenas en sus aguas vida alguna, apenas quedan insectos acuáticos, devorados por la contaminación y los cangrejos que algún irresponsable introdujo en el rio, por lo que los peces sin apenas comida, van desapareciendo de las pozas, el camino dentro del rio se llena de sombras, a pesar de los vanos intentos de los forestales de domar al rio, este se introduce entre los chopos socavando sus raíces, abatiendo en las riadas de primavera, colosos en altura llenos de años, pero vulnerables ante los empujes de las aguas del deshielo, frías y poderosas, que modifican todos los años los senderos por los que año tras año, todos los veranos son mi camino entre las sombras de los veranos en el valle.