miércoles, 7 de julio de 2010

Obituario

  - ¿Sabías que se murió Pedro?

Una nube de dolor y de recuerdos me embargó, un par de lágrimas pugnaban por asomarse y arrasar mis ojos, con un disimulado gesto, froté levemente mis parpados para evitar destaparan la emoción que comenzaba a fluir.

Desde que comencé a tener recuerdos de mi infancia, el primer personaje ajeno a mi familia que recuerdo fue a Pedro, Pedrito por entonces, en el absurdo afán de nuestros mayores de diminutivizar a toda persona que no sobrepasara el metro y cincuenta centímetros de estatura, con nuestra tierna edad, no hacían falta presentaciones ni zarandajas, nos pusimos a jugar como si fuera lo más natural del mundo, las chapas, la peonza, las canicas y otros juguetes perdidos en el olvido, llenaban las tardes a la salida del colegio, pronto el tener que socializarnos y reunirnos en pandilla, nuestro más importante esfuerzo era jugar al rescate o al churro mediamanga mangaentera, en el mismo grupo, no consentíamos ser rivales en nada, era inconcebible que no pudiéramos tenernos el uno al otro para proveernos de mutua ayuda y apoyo, los rivales eran los demás y así lo fueron asumiendo rápidamente, motejándonos como los dos inseparables.

Siquiera fuimos rivales cuando los años fueron pasando y empezamos a interesarnos por el misterio que significaba la inexorable atracción que sentíamos por las chicas, ninguna pudo interponerse entre los dos, en caso de interesarnos por la misma chica, la solución instantánea era obviar nuestro sentimiento por ella y dedicárselo a otra muchacha.

Por mucho que lo intentamos evitar, hubo algo que por fin nos separó, el sorteo del servicio militar, nos destinó a casi mil kilómetros de distancia, el no estar acostumbrados a la comunicación epistolar, hizo que nuestra amistad padeciera.

Terminamos la mili y a la vuelta, el se fue con sus padres a una ciudad dormitorio del extrarradio, en mi trabajo me destinaron un par de años a otra provincia, por lo que nuestra amistad quedó varada en vía muerta a la espera de retomarla, lo que no ocurrió ya más, breves llamada por Navidad, dieron paso a un silencio final.

  - ¿Y su mujer como lo lleva?

  - ¿Que mujer?, si era soltero

  - Entonces no es el mismo Pedro que yo pensaba.







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