jueves, 1 de julio de 2010

Sueño

Aparto el libro de mis ojos, hoy no me apetece leer, prefiero soñar, soñar despierto, miro por la ventanilla del autobús y veo un pinar y pienso…




Me gustaría acampar aquí como cuando era un chaval, no había nada como plantar la tienda entre pinos y sentir por la noche el suave murmullo del viento, el aire entre los pinos le da un sonido especial, relaja y uno se siente en la gloria, en otro mundo, de noche, la luna apenas es capaz de dejar caer sus rayos en el techo de lona, las ramas se cierran formando una cúpula que hace casi impenetrable cualquier intento de llegar la suave luz al suelo.



Acampar bajo los chopos es otra historia, hay un lugar en Alameda que junta una bella pradera y altos chopos bordeando un riachuelo escandaloso en primavera, hay días en que el ruido del viento y el cantarino discurrir del río entre las piedras, forman una sinfonía que te hacen soñar en la pradera, los gorriones también acompañan en la canción, antaño las gallinas correteaban por la margen del río, desaparecida su presencia ya, dejan un hueco en la vida rural de ensueño.



Un suspiro escapa de mi pecho al recordar el lugar y no me queda tiempo para más, mi parada llegó y me bajo apresurado del autobús, entrando de lleno en la realidad de un nuevo día de trabajo.

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